Buscando al Cristo niño

1 de noviembre, 2020 por Lindsay Gray

«Así que [los pastores] fueron de prisa, y hallaron a María y a
José, y el niño estaba acostado en el pesebre».

— Lucas 2:16 (RVC)

Durante el primer semestre de la universidad, me sentí terriblemente
sola. Asistía a clases lejos de mi casa y no conocía
a nadie en el campus. Deseaba con desesperación disfrutar de
la familiaridad de mi hogar y el apoyo de mis amigos de toda la
vida, pero no intentaba construir una nueva vida en aquel lugar.
Finalmente, ante la insistencia de mi madre, comencé a buscar
la manera de ocupar mis horas de soledad. Realicé algunos trabajos
en el campus, dediqué un tiempo a conocer mejor a mis
profesores y asistí a algunas reuniones de clubes. En la medida
en que construía nuevas relaciones, la soledad fue menguando,
y comencé a sentirme más conectada con mi nuevo hogar. En la
búsqueda de relaciones y tareas nuevas, hice amigos para toda
la vida y descubrí un nuevo propósito.
En este número, varios autores describen sentimientos
de soledad y la forma en que buscaron compañía y alegría. El
resultado —tanto para ellos como para mí— es una conexión
más profunda con Dios, quien vino a nosotros como un niño
pequeño en aquella primera Navidad.
En el relato de la Navidad, ninguno de los actores principales
se encontró con el niñito Jesús por accidente. Hallar a Cristo
requirió acción y esfuerzo. María y José fueron a Belén por
causa del censo, los pastores salieron del campo y fueron a ver
al niño en el pesebre, los sabios siguieron una estrella hasta el
lugar donde yacía Jesús. Cada persona debió tomar la decisión
de buscar al Hijo de Dios, pero todos los que lo
hicieron recibieron un regalo que superó sus
expectativas — hallaron la Luz del mundo.
Que en esta época de Navidad podamos
salir a renovar nuestras amistades y ser compasivos
con nuestros prójimos. Creo que al hacerlo,
volveremos a encontrar al Cristo niño.


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Imagen por: Guy MOLL