Sorpresas

Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afi rma el
Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fi n de darles
un futuro y una esperanza.

— Jeremías 29:11 (NVI)

La idea de una fiesta de sorpresa o un regalo inesperado me
parece divertido. Pero, en realidad, prefiero estar preparada,
saber lo que viene para pensarlo bien y estar lista con una respuesta
apropiada. En particular, es más cierto cuando una sorpresa
no es bien recibida o agradable.
Al principio de un nuevo año, a menudo miramos hacia
adelante con ansiosa anticipación, planeando cómo vamos
a llevar nuestras vidas de manera diferente que en el pasado.
Pero tan a menudo, nuestros planes no se desarrollan como esperamos.
El trabajo con el que contamos se elimina, la relación
en la que nos comprometimos termina, la buena salud que disfrutamos
da un giro. Los escritores y las escritoras en este número
de la revista nos ayudan a reflexionar sobre cómo nuestra
fe puede sostener y animarnos cuando lo inesperado sucede.
En las sorpresas y los giros inesperados de la vida, Dios
sigue siendo nuestro compañero constante. Nuestra conexión
con Dios es el ancla que nos sostiene en la esperanza, permitiéndonos
avanzar. ¿Cuáles son las señales de la presencia de
Dios en su vida? ¿Cómo mantendrá su conexión con Dios a través
de los giros y vueltas de este año?

— Lindsay Gray
Directora Editorial
The Upper Room