Jay Horton | Leer Salmos 14:5-7
Aunque el lamento puede ser liberador, es importante no permanecer todo el tiempo en un estado de «todo es horrible». El lamento es la liberación que abre la puerta a la esperanza. El final del Salmo 14 nos recuerda quién tiene el control: Dios, no la humanidad. «Jehová es su...
Gran Espíritu, que trabajes continuamente en nuestras almas, llevándonos del dolor y la angustia a la esperanza y la alegría. Que encontremos en ti la liberación y un lugar entre los justos, ahora y siempre. Amén.
La Biblia está llena de historias de personas imperfectas. David es un caso clásico. En en el segundo libro de Samuel, David usa su poder para tener relaciones sexuales con la esposa de otro hombre, trata de encubrirlo y luego planea el asesinato del marido. ¿Cómo puede ser el mismo hombre que escribió el salmo de esta semana, que denuncia la insensatez de las personas que actúan sin Dios? Como nosotros, David era una persona imperfecta que necesitaba la desmesurada e misericordia de Dios. En Efesios leemos de esta misma desmesurada dada a través de Cristo, cuyo poder puede hacer lo que nosotros no podemos, es decir, redimirnos a todos nosotros que también somos necios y caídos. El autor del Evangelio demuestra el poder de Jesús a través de lo que describe como «señales», que Jesús realizó no principalmente para asombrar a los espectadores, sino para señalarles su identidad como Hijo de Dios.
Lea 2º de Samuel 11:1-15. ¿En qué lugares del mundo actual ve que el egoísmo de la gente poderosa traiga la tragedia a la gente con menos poder?
Lea el Salmo 14. ¿Usted se cuenta entre los sabios que «buscan a Dios»? ¿Por qué sí o por qué no?
Lea Efesios 3:14-21. ¿Cómo se manifiesta en su vida «estar arraigado y cimentado en el amor»?
Lea Juan 6:1-21. ¿Dónde se ve usted en esta historia?
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