Jay Horton | Leer Carta de san Pablo a los Efesios 3:14-21
Vivimos en un mundo polarizado. Con cada ciclo electoral y cada reunión del consejo de la iglesia parece que más gente encuentra razones para odiar y separarse unos de otros. Ya sea por el partido político, el origen nacional, la orientación sexual o la ideología, preferimos dividirnos por las diferencias...
Todopoderoso, ayúdanos a ver nuestras diferencias de fe como expresiones variadas de tu amor. Llénanos de tu espíritu de unidad hasta que empecemos a ver la diversidad como una bendición en el camino hacia la vida abundante. Amén.
La Biblia está llena de historias de personas imperfectas. David es un caso clásico. En en el segundo libro de Samuel, David usa su poder para tener relaciones sexuales con la esposa de otro hombre, trata de encubrirlo y luego planea el asesinato del marido. ¿Cómo puede ser el mismo hombre que escribió el salmo de esta semana, que denuncia la insensatez de las personas que actúan sin Dios? Como nosotros, David era una persona imperfecta que necesitaba la desmesurada e misericordia de Dios. En Efesios leemos de esta misma desmesurada dada a través de Cristo, cuyo poder puede hacer lo que nosotros no podemos, es decir, redimirnos a todos nosotros que también somos necios y caídos. El autor del Evangelio demuestra el poder de Jesús a través de lo que describe como «señales», que Jesús realizó no principalmente para asombrar a los espectadores, sino para señalarles su identidad como Hijo de Dios.
Lea 2º de Samuel 11:1-15. ¿En qué lugares del mundo actual ve que el egoísmo de la gente poderosa traiga la tragedia a la gente con menos poder?
Lea el Salmo 14. ¿Usted se cuenta entre los sabios que «buscan a Dios»? ¿Por qué sí o por qué no?
Lea Efesios 3:14-21. ¿Cómo se manifiesta en su vida «estar arraigado y cimentado en el amor»?
Lea Juan 6:1-21. ¿Dónde se ve usted en esta historia?
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