Cynthia Johnson-Oliver | Leer Evangelio según San Marcos 9:38-50
Lo admito: Solía ser golosa. Era adicta al chocolate. Se convirtió en un hábito bastante caro, ya que desarrollé una preferencia por los dulces más lujosos. ¡Y lo que daría por una tarta de queso y chocolate!Pero con el tiempo me di cuenta de que esta «adicción» no me sentaba...
Señor, ayúdanos a ser lo suficientemente honestos con nosotros mismos para desprendernos de lo que nos hace tropezar, y ayúdanos a adoptar prácticas que saquen lo mejor de nosotros para tu gloria. Amén.
El pueblo judío se ha enfrentado en numerosas ocasiones a una posible destrucción. La historia no comienza con el Holocausto en Europa, sino mucho antes, en la época de Ester. El malvado Amán conspira para exterminar al pueblo de Dios, pero Dios lo salva gracias a la valentía de Ester. El salmista alaba a Dios por este tipo de salvación en circunstancias aparentemente imposibles. Aunque no nos enfrentemos a un genocidio, tenemos nuestras propias luchas. Santiago nos anima a orar con fe, creyendo que Dios puede responder y responderá. Nuestras oraciones son poderosas, nos asegura Santiago. Jesús nos enseña la importancia de que nada se interponga entre Dios y nosotros. Utilizando hipérboles vívidas, nos amonesta a poner la búsqueda de Dios por encima de todo lo demás y a apoyar a las demás personas en esa misma búsqueda.
-Lea Ester 7:1-6, 9-10; 9:20-22. ¿Cuándo ha optado por hablar de una manera que le hiciera vulnerable para ayudar a otra persona?-Lea el Salmo 124. Recuerde un momento en el que sintió que Dios estaba de su lado. ¿Cuál era la situación? ¿Cómo llegó a sentir esa seguridad?-Lea Santiago 5:13-20. ¿Cómo oran los miembros de su comunidad de fe unos con otros y unos por otros?-Lea Marcos 9:38-50.«el que no es contra nosotros, por nosotros es». ¿Cómo puede compartir el amor de Dios con los que están fuera de su círculo íntimo?
Responda publicando una oración.