Paul W. Chilcote | Leer Evangelio según San Marcos 10:51-52
En el relato que precede inmediatamente a éste en el Evangelio de Marcos, Santiago y Juan, en su búsqueda de poder y gloria, le dijeron a Jesús lo que querían. «—Maestro, queremos que nos hagas el favor que vamos a pedirte. Él les preguntó: —¿Qué quieren que haga por ustedes?»....
Mientras se lava la cara cada mañana, recuérdese a usted mismo que es un hijo amado de Dios y ore: «Dios amoroso, gracias por haberme creado a tu imagen y por haberme reclamado como tu hijo amado. Amén».
A veces podemos mirar atrás y ver por qué nos sucedieron cosas difíciles, pero no siempre es así. Job nunca entendió del todo su historia, pero finalmente sometió su vida a Dios con humildad. En el caso de Job, Dios restauró con abundancia. El salmista también se alegra de que, aunque el justo pueda sufrir, Dios trae la restauración final. La lectura de Hebreos sigue celebrando el papel de Cristo como sumo sacerdote compasivo. A diferencia de los sumos sacerdotes humanos, que sólo sirven durante un tiempo, Cristo sigue siendo nuestro sacerdote para siempre. Un hombre sin vista en Jericó conoce la compasión de Jesús y clama por ella, a pesar de los intentos de silenciarlo. Pide a Jesús misericordia y sanidad física en su caso, y Jesús le concede su petición porque el hombre ha mostrado una gran fe.
-Lea Job 42:1-6, 10-17. ¿Cuáles son sus finales felices e infelices? ¿Cómo reconoce ambos?-Lea el Salmo 34:1-8, 19-22. ¿Cómo le libera Dios de sus miedos? Recuerde una experiencia reciente de esto.-Lea Hebreos 7:23-28. ¿Qué distinción establece entre sacrificio y ofrenda?-Lea Marcos 10:46-52. ¿Cómo responde a la pregunta de Jesús:«—¿Qué quieres que haga por ti?».
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