«Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia.
Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes».
Salmo 46:1-3 (NVI)
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