Una tarea creativa

Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo
que nosotros pedimos o pensamos, gracias a su poder
que actúa en nosotros

— Efesios 3:20 (DHH)

Cuando tenía 10 años mi abuela me enseñó a tejer. Yo tejía
los puntos esperando crear una bufanda. Pronto observé que
estaba creando una pieza deforme que no se parecía a una bufanda.
La visión que tenía de mi proyecto no correspondía con
la realidad. Desalentada, me di por vencida.

Una década más tarde, volví a intentarlo, y lo encaré con
más paciencia y el deseo de ir revisando el resultado a medida
que avanzaba el proyecto. Corregí puntos, deshice hileras y finalmente
terminé una bufanda. Desde entonces, completé más
proyectos tejidos y aunque tengo más habilidad, las piezas que
termino casi nunca son exactamente iguales a mi idea inicial.
Esto es parte de la alegría de un proyecto creativo — ver dónde
nos lleva el camino.

El tejido me ayuda a pensar en el caminar de la fe como una
tarea creativa. Mi idea de la mejor forma de servir al Señor no
siempre coincide con la realidad de lo que puedo hacer o lo que
el mundo necesita. Pero la visión que Dios tiene de nuestro servicio
es mucho más amplia que la nuestra. En este número de El
Aposento Alto, los escritores comparten historias de sueños incumplidos,
enfermedades que cambian la vida y proyectos imposibles
que, con la ayuda de Dios, son recreados y se vuelven
en formas de servicio nuevas, creativas y de gran impacto.
La Escritura está llena de historias de la creatividad de Dios.
Moisés fue rescatado por la hija del faraón (Éxodo 2:1-10), los
muros de Jericó cayeron cuando los israelitas
sonaron sus trompetas (ver Josué 6:1-20), Jesús
convirtió el agua en vino (ver Juan 2:1-11) y
Cristo venció a la muerte, ofreciéndonos vida
eterna. Imagine cómo podemos cambiar el
mundo cuando dejamos que el espíritu creativo
del Señor obre en nosotros.

— Lindsay L. Gray
Directora Editorial
The Upper Room