Sra. Glenda Durano (Nuevo México, EE. UU.)
Se desató entonces una fuerte tormenta y las olas azotaban tanto la barca que ya comenzaba a inundarse. - Marcos 4:37 (NVI)
Estaba sola, sentada a la mesa de la cocina, junto a una caja de pañuelos de papel vacía. Si bien hacía años que era cristiana, en ese momento mi corazón dudaba ante lo que mi cabeza sabía. Si Dios me ama, ¿por qué me había pasado aquello?
Al considerar esta...
Las tormentas de la vida pueden acercarme a Jesús.
por confiar en Dios en medio de las pruebas
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