Sr. Jordan Zúñiga (California, EE. UU.)
Mi padre me instruyó de esta manera: «Aférrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos, y vivirás». - Proverbios 4:4 (NVI)
De joven deseaba ser un buen clarinetista. Me inspiraba mi abuelo, quien era profesional del clarinete. Pese a que tomé clases, lamento no haber seguido su consejo de practicar más. Mi abuelo intentó conducirme por el buen camino, pero yo no aprovechaba su sabiduría o formación con la seriedad que debería haberlo hecho. Si hubiese sido así, sería un músico más hábil y con grandes conocimientos.
Las palabras de nuestro Padre celestial en la Escritura nos guían de manera similar. La instrucción que Dios nos brinda es lámpara a nuestros pies, una guía en el camino. Dios desea conducirnos por la senda buena y ayudarnos a ser sabios. Cuando somos sensibles y conscientes del Espíritu Santo que guía nuestra vida y de la instrucción de Dios, podemos crecer en sabiduría y madurar en la fe. Priorizar la búsqueda del consejo y la dirección del Señor en la Escritura y la oración muestran nuestra obediencia y amor por Dios y sus mandamientos.
Hoy buscaré el consejo y la sabiduría de Dios en la Escritura.
por mis mentores
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