Sr. James Cain (Kentucky, EE. UU.)
Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño. - Salmo 32:2 (RVC)
He tocado el piano por más de 20 años en muchos sitios y ahora tengo la bendición de ser pianista en una iglesia y doy clases de piano. Tocar una pieza sin cometer ningún error es un objetivo que incluso los pianistas más talentosos anhelan lograr. Mis años de aprendizaje y práctica me han ayudado a cometer menos errores y, los que sí cometo, pasan desapercibidos por quienes escuchan. Estoy consciente cuando toco una nota equivocada. Estoy dispuesto a perdonarme a mí mismo por esos errores mientras me esfuerzo a mejorar la próxima vez.
Del mismo modo, Dios conoce los errores que cometemos a diario, aun los pecados que nadie conoce. Estos errores no se pueden borrar, pero siempre se pueden confesar a Dios que es «fiel y justo para perdonar nuestros pecados» (1ª de Juan 1:9). A pesar de ser culpable de cosas peores que tocar notas equivocadas, estoy agradecido cuando reconozco que Dios ve cada mal que he cometido y aun así está dispuesto a perdonarme. Dios siempre me ofrece otra oportunidad de hacer las cosas mejor. Este perdón continuo es la actitud que deseo tener e inspirar en otras personas.
Cuando confieso mis pecados, Dios es fiel y justo para perdonar.
Por quienes luchan con la culpa
Responda pida su oración.