Sr. John Alter (Florida, EE. UU.)
Estén siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús. - 1ª a los Tesalonicenses 5:16-18 (DHH)
Sentados en los escalones de la iglesia antes de una reunión de comité, charlaba con mi pastor cuando de repente él exclamó: «¡Oh!, no he orado hoy». Esa brusca confesión me sorprendió; yo no entendía la oración de esa manera. Pero la franqueza de mi pastor resaltó la importancia de orar y me inspiró a comunicarme con Dios con más frecuencia.
Han pasado muchos años desde aquella experiencia. He crecido en mi fe y ese camino de fe continúa. Ahora mis conversaciones con Dios son frecuentes y serenas. Cuando me despierto, expreso mi gratitud por la noche de descanso y las nuevas oportunidades que me esperan. Durante el día doy gracias por los encuentros gratificantes y desafiantes. Al final del día, puedo pensar en mis bendiciones y descansar en paz. Y, a lo largo del día, Dios está esperando nuestros momentos juntos.
Como personas cristianas, tenemos la dicha de adorar a un Dios que está ansioso por escucharnos y comunicarse con nosotros — para compartir nuestros pensamientos, súplicas, deseos y alabanzas. ¡Dios espera nuestras oraciones!
Dios siempre está ansioso por saber de mí.
Por los pastores y las pastoras
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