... el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. - Romanos 8:26 (NVI)

Mis padres me enseñaron a orar desde muy pequeño. Pero, de vez en cuando, me cuesta saber cómo y qué orar. Nuestra familia asistía fielmente a la iglesia y a los servicios de oración y a veces orábamos en el altar de la iglesia cuando nos sentíamos guiados a hacerlo. Pero a veces, incluso ahora, no estoy seguro qué decir cuando oro.

Las oraciones y los pasajes de las Escrituras memorizados me ayudan cuando tropiezo con mis pensamientos mientras trato de verbalizarlos en oración. La escritura favorita de mi papá en Proverbios 3:5-6 comienza: «Confía en el Señor de todo corazón...». Estos versículos me mantienen enfocado cuando me despierto preocupado o me encuentro en algún problema. Me recuerdan lo confiable que es nuestro Padre celestial. El versículo favorito de mamá es Proverbios 17:22: «El corazón alegre es un buen remedio,...». ¡Qué grandes recordatorios del deseo del Padre de conducirnos a la alegría, la paz y la sanidad!

A veces, aún no sé qué orar y me quedo atascado. Hace años le conté a mamá mi dilema, y su respuesta simple fue: «Solo ora su nombre: Jesús, Jesús, Jesús». Repetir su nombre me ha salvado la vida. Hay un poder asombroso en el nombre de Jesús.

Oración de hoy
Jesús, Jesús, Jesús. Amén.

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Lectura de hoy
Carta de san Pablo a los Romanos 8:26-30

Pensamiento del día

Las Escrituras me guían cuando no sé qué orar.

Oremos

Por quienes me enseñaron a orar


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