Sr. David Brannock (Tennessee, EE. UU.)
¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! - Isaías 49:15 (NVI)
Después de más de 60 años de matrimonio, mi padre ya no podía cuidar de mi madre en casa. Debido a su enfermedad avanzada con Alzheimer, la trasladaron a la unidad de memoria en un centro de enfermería especializada. Mi esposa y yo manejamos varias horas en auto para visitar a mamá por primera vez en la nueva habitación.
Mi madre sabía quiénes éramos, pero le costaba hablar. Sus pensamientos se enredaban, perdiéndose entre su mente y tratar de hablar. Abracé a mamá mientras lágrimas de frustración corrían por sus mejillas. Pero se animó cuando la sacamos en su silla de ruedas para ver las flores en el patio.
Cuando nos despedimos, mamá tuvo un momento de claridad. Ella juntó mis manos entre las suyas, me miró profundamente a los ojos y dijo: «Te amo. La próxima vez que vengas, tal vez no te reconozca. Pero recuerda que te amo — siempre». Su declaración de amor me recordó la promesa de Dios en la lectura de hoy. Aunque una enfermedad o lesión pueda robar nuestros recuerdos, Dios jamás nos olvidará.
Dios siempre se acordará de mí.
Por personas que sufren con demencia y sus cuidadores
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