El Rey les contestará: «Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron». - Mateo 25:40 (DHH)

Escondida en una calle tranquila, nuestra iglesia se encuentra lejos de los lugares donde los ricos y poderosos habitan. Pero tenemos una oportunidad tremenda de estar cerca de los que más sufren: — personas sin techo, con adicciones, en prisión, en duelo. Cada día, nos encontramos con estos hijos de Dios que a menudo son olvidados. Cuando los atendemos, atendemos a Cristo.

El afán diario puede llevarnos a centrarnos solo en nuestras necesidades y comodidad. Pero Jesús nos insta a mirar más allá de nosotros mismos y de nuestras preocupaciones. Nos invita a ver dónde la gente necesita esperanza y sanidad. Nos espera en el llanto de una viuda, en las manos temblorosas de un padre, en el grito hambriento de un niño. Servir a los pobres y heridos es nuestra más alta vocación como cristianos; es la manera en que expresamos el amor de Cristo.

Nuestra iglesia no puede impresionar al mundo con nuestro dinero o estatus. Pero podemos ofrecer algo de valor incalculable: la presencia de Dios a través de nuestros simples actos de servicio. Mientras alimentamos a los hambrientos y visitamos a los solitarios, alumbramos la luz de Cristo. Puede que el mundo no lo vea, pero eso no importa. Amar a quienes Jesús llamó los «...más humildes...» es el corazón de nuestro llamado.

Oración de hoy
Dios de amor, abre nuestros ojos para verte en los rostros de quienes son olvidados y heridos. Guíanos a vivir el amor de Cristo mediante simples actos de compasión. Amén.

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Lectura de hoy
Evangelio según San Mateo 25:31-46

Pensamiento del día

Para encontrar a Dios, buscaré a los necesitados.

Oremos

Por ministerios de extensión comunitaria


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