Sra. Kathy Espenshade (Pensilvania, EE. UU.)
Honren al Señor, los consagrados a él, pues nada faltará a los que lo honran. - Salmo 34:9 (DHH)
Por las mañanas paseo a nuestra perrita llamada Emma por un camino rural cerca de nuestra casa. Por lo general, observamos algo de vida silvestre en nuestros paseos — ciervos, ardillas y conejos. Estos avistamientos se han vuelto tan rutinarios que Emma sabe dónde están los ciervos y tira de su correa, lloriqueando con emoción. A veces nos encontramos con una manada de cervatillos, ocasionalmente con un ciervo joven. Sin Emma alertándome, no estoy segura de que notaría al ciervo camuflado en el bosque.
Esto me hace detenerme y preguntar: «¿De cuántas otras bendiciones me pierdo en el ajetreo del día?». A menudo tengo una lista de tareas por completar. Reviso las tareas una por una, mostrando cuán productiva puedo ser y mido mi valor por lo que hago. Trato de resistir la necesidad de ser productiva en todo momento y simplemente disfrutar de los dones del hermoso mundo de Dios cuando los veo. Detenerme para disfrutar la maravilla de una manada de ciervos en el bosque puede ser un acto de adoración.
Dios no me juzga por lo que logro en un día. Puedo tomarme el tiempo para gozar de la presencia de Dios y disfrutar de la hermosa creación que me rodea mientras adoro y alabo a Dios, mi Creador.
Hoy haré una pausa para notar las bendiciones de Dios a mi alrededor.
Por quienes caminan para hacer ejercicio
Responda pida su oración.