Sra. Sandi Somers (Alberta, Canadá)
No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. - Filipenses 4:6 (NVI)
El estudio bíblico que estuve dirigiendo no salió bien. La gente estaba distraída y sus comentarios un poco desenfocados. No pude traer su atención al estudio. Me sentía desanimada mientras conducía a casa después de la reunión. ¿Por qué salieron las cosas mal? Entonces, escuché la voz suave del Espíritu: «¿Me pediste ayuda?». No. En mi frustración, no se me había ocurrido pedirle ayuda a Dios para reenfocar nuestra atención. Ni siquiera le había pedido a Dios que me guiara mientras preparaba el estudio.
A veces no recibimos algo de Dios porque no se lo pedimos. Al pensar en cómo podría hablar con Dios sobre mis necesidades de forma más constante, recordé Filipenses 4:6: «...con oración y ruego...presenten sus peticiones a Dios...». Necesitaba pedirle sabiduría a Dios tanto para planificar como para tomar decisiones en mis momentos de quietud matutinos y durante todo el día.
Podemos aferrarnos a la seguridad de Dios: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti» (Salmo 32:8). Cuando hablamos con Dios sobre nuestras necesidades cotidianas, Dios nos guiará.
Compartiré mis necesidades e inquietudes con Dios a través de la oración.
POR LA dirección DE dIOS HOY
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