Sr. Ryan Stratton (Texas, EE. UU.)
¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! - Salmo 150:6 (RVC)
Cuando estaba en la escuela secundaria, tocaba la trompeta. Puedo recordar claramente el esfuerzo que hacía para aprender a tocar. ¡Se necesitaba mucho aire! Cuando repaso mi experiencia, doy gracias porque literalmente estaba «cantando alegre» con la trompeta.
Por supuesto, había momentos que no quería tocar la trompeta. A veces hay días en los que no quiero hacer nada. Pero, ¿qué pasaría si recordara que en todo lo que hago, puedo alabar a Dios? Esto es lo que me encanta del Salmo 150. Es un recordatorio de alabar a Dios continuamente por darnos aliento para otro día.
Ahora mi hijo está aprendiendo a tocar la trompeta y mi hija está aprendiendo la flauta. De vez en cuando sonrío cuando los escucho ensayando. Su música es un regalo, aun cuando no tocan perfectamente.
Esto también es cierto para la vida. No necesitamos tener todo perfectamente en orden antes de alabar a Dios. Todo lo que necesitamos hacer es ofrecer lo mejor que podamos en ese momento. ¡Alabado y gracias a Dios por el aliento que hemos recibido!
¡Tengo aliento, alabado sea Dios!
Por los músicos
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