«Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se llena. A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir». Eclesiastés 1:7 (NVI)
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Al igual que la corriente de un río tira de nuestros pies, el Espíritu Santo tira del alma, llamándonos a servir a Dios en el mundo.
«Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro». Salmo 105:4 (NVI)
Aunque nos sintamos insignificantes, la alianza de Dios revela lo profundamente queridos que somos para nuestro Creador.
Un amigo fiel, unas manos ocupadas y tiempo para la oración ofrecen refugio en un día ajetreado.
«Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias, también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas». Romanos 11:16 (NVI)
No permitamos que las listas de tareas y las excusas nos impidan pasar tiempo con Dios.