Es el Espíritu Santo quien vivifica nuestros corazones y nos da fuerzas para vivir con fe.
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El poder que los humanos anhelan y ejercen no es ningún poder al lado de la fuerza divina de nuestro Creador.
«El poder de encontrar la belleza en las cosas más humildes hace que el hogar sea feliz y la vida encantadora». —Louisa May Alcott
Tenemos la bendición de caminar en el misterio de la creación y alabar al Creador.
Cuando apartamos tiempo para la quietud, nos convertimos en un mejor reflejo de la presencia de Dios en nosotros.
Cada flor silvestre irrumpe en su propio espacio con belleza. Permítenos hacer lo mismo.
Cuando nuestros propósitos están alineados, la comunicación no requiere palabras.
Lo que está a la vuelta de la esquina puede ser un misterio, pero las bendiciones de Dios están a menudo justo delante de nosotros.