Como un alfarero, Dios moldea y da forma a nuestras vidas, guiándonos para convertirnos en las personas que estamos llamados a ser.
Últimas imágenes
Cuando somos fieles a nosotros mismos, la imagen de Dios realmente puede brillar a través de nosotros.
Oh Dios, abre mis ojos a la belleza de lugares y personas que generalmente paso por alto.
Cuando tenemos al Señor en nuestro corazón, el trabajo no es una tarea sino un don que podemos abrazar.
Mientras más miramos, de cerca, más detalles complejos de la obra de Dios veremos.
Cuando el camino a seguir no está claro, el Espíritu Santo es nuestro defensor y guía siempre fiel.
En abundancia o en necesidad, Dios nos llama a compartir con quienes nos rodean.
La hospitalidad no solo es ofrecer mis regalos a un invitado, sino también reconocer y aceptar los dones que otros traen.
Cada uno de nosotros es profundamente diferente, pero a los ojos del Señor, todos somos iguales.