Como un alfarero, Dios moldea y da forma a nuestras vidas, guiándonos para convertirnos en las personas que estamos llamados a ser.
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A veces, lo que nos hace diferentes nos conecta más fuertemente con quienes nos rodean.
La alegría, el deleite y el amor abundan cuando abrazamos la vida con un espíritu infantil.
Cuando el camino por delante está obstruido, adoptamos la fe para encontrar un camino a seguir.
Cuando mostramos compasión y misericordia, reflejamos más claramente el amor de Cristo.
«Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó, Ni han penetrado en el corazón del hombre, Son las que Dios ha preparado para los que lo aman»(1ªa los Corintios 2:9, RVC).
¿Belleza o peligro? Oh Dios, ayúdame a recordar que la respuesta a las preguntas de la vida es a menudo ambas / y.
La vitalidad y la variedad que se encuentran en la naturaleza revelan la creatividad de Dios.
El cielo está bajo nuestros pies, así como sobre nuestras cabezas. — Henry David Thoreau