Las espinas de la rosa nos enseñan a tratar la belleza con asombro y reverencia.
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Antes de que se abra el capullo, no entendemos completamente el hermoso potencial que hay dentro.
«Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando». Salmo 23:5 (RVR)
«Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos». Salmo 98:4 (RVR)
Cuando confiamos en los toques del Espíritu Santo, podemos ver la belleza más allá de los obstáculos.
Aun cuando hemos sido heridos por el mundo, el amor de Dios sigue siendo el centro de nuestra fuerza.
«Él cuenta el número de las estrellas; A todas ellas llama por sus nombres». Salmo 147:4 (RVR)
La confianza en Dios es el viento bajo nuestras alas cuando nos aventuramos en nuevas posibilidades.
Al caminar solos en un lugar tranquilo, invitamos a Dios a restaurar nuestras mentes cansadas.