Las espinas de la rosa nos enseñan a tratar la belleza con asombro y reverencia.
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«Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!». Salmo 1:3 (NVI)
La oportunidad de alejarse y permanecer en quietud es un regalo maravilloso.
Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. Salmo 105:4 (NVI)
El amor de Dios es como las rejas de acero que sostienen los puentes: fuerte, resistente, salva vidas.
Pasando por la orilla del mar de Galilea, Jesús vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red al lago, pues eran pescadores. «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres». Marcos 1:16-17 (NVI)
Cada pequeña flor es un reflejo del profundo cuidado de Dios por cada parte de la creación.