«Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos, 4 sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios». 1ª de Pedro 3:3-4 (DHH)
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" Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo" (Amós 5:24, RVR).
Oh Dios, ayúdame a liberarme de las percepciones y suposiciones que me impiden amar a tu pueblo amado.
A la luz del amor de Dios, podemos ver y apreciar las maravillas del mundo que nos rodea.
Cuando estamos rodeados de incertidumbre, nuestra fe en Cristo nos ata a la certeza del amor de Dios.
Cada uno de nosotros vivimos vidas precarias, equilibrando nuestras alegrías y heridas, nuestras vocaciones y nuestros deberes.
La misericordia de Dios es como una ola que nos limpia perdonándonos una y otra vez.
Cada nueva experiencia es una oportunidad para abrir nuestros corazones a la guía de Dios.